Tormentas Bretaña

Bretaña, la región costera del noroeste de Francia, ha sido durante mucho tiempo escenario de poderosas y a veces devastadoras tormentas. Entre vientos violentos, olas impresionantes e inundaciones, los habitantes de la región han aprendido a respetar la fuerza de la naturaleza. He aquí una mirada a tormentas notables en la historia de Bretaña.

Cuatro faros

Fotografía de una ola que sumerge el faro Four bajo un cielo tormentoso a la derecha y su imagen enmarcada a la izquierda.

 

 

Faro Le Four conocida por sus grandes olas en tiempo de tormenta, lleva 150 años vigilando. Encendido por primera vez en marzo de 1874, se alza entre el Canal de la Mancha y el Atlántico, visible desde el GR34 en Landunvez y Porspoder. Construido en cuatro años en la Roche du Four, se asemeja al faro de Pierres Noires. Estos faros gemelos guían a los navegantes a través del peligroso canal de Le Four.

Las tormentas en el faro Le Four no sólo son espectaculares, también pueden ser mortales. El 27 de abril de 1873, cuando el faro aún estaba en construcción, una "ola sorda" hizo zozobrar un barco que transportaba suministros y materiales, matando a tres marineros.

A pesar de los repetidos ataques de los elementos, el faro Le Four ha resistido a las tormentas más violentas. Su robusta construcción y su posición estratégica le han permitido resistir los caprichos del mar de Iroise. Sin embargo, las tormentas han dejado su huella: el 1 de febrero de 1904, un rayo cayó sobre el faro, causando importantes daños.

Aún hoy, el faro de Le Four sigue siendo un símbolo de resistencia frente a las tormentas del Atlántico.

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Noviembre de 1984

Los días 22 y 23 de noviembre de 1984, dos tormentas azotaron la mitad norte de Francia, en particular Bretaña. 

La noche del 23 al 24 de noviembre de 1984 pasará a los anales de la historia meteorológica de Bretaña. Una tormenta de una violencia inusitada azotó la región, causando daños considerables e inundaciones a lo largo de la costa.

Las ráfagas superaron los 150 km/h en la costa bretona, con picos de hasta 175 km/h en algunos puntos.

El centro de la ciudad de Landerneau, en la región bretona de Finistère, quedó bajo el agua. Las furiosas olas arrojaron toneladas de guijarros al litoral, alterando el paisaje costero.

Estos vientos extremos arrancaron árboles, dañaron edificios y perturbaron las infraestructuras.

Huracán de octubre de 1987

La tormenta de 1987, apodada el "Huracán de 1987", la tormenta azotó Bretaña y Normandía con una fuerza excepcional, dejando una huella indeleble en la historia meteorológica de la región.

Una tormenta de rara intensidad

En la noche del 15 al 16 de octubre de 1987, un sistema explosivo de bajas presiones barrió el noroeste de Francia con vientos de una fuerza sin precedentes. Se registraron velocidades de vértigo: 200 km/h en Ouessant y 187 km/h en Quimper. Estas cifras atestiguan la potencia excepcional de esta tormenta, considerada la más violenta del siglo para estas regiones.

Daños considerables

El impacto de esta tormenta fue devastador:

  • 15 personas perdieron la vida en Francia.
  • Los daños se estimaron entonces en unos 23.000 millones de francos, es decir, 3.500 millones de euros.

Casi una cuarta parte de los bosques de Bretaña han sido destruidos.

El paisaje bretón ha quedado profundamente alterado. Algunos residentes han comparado las escenas de desolación con los campos de batalla de Verdún, tal era la magnitud de la destrucción.

Un fenómeno meteorológico excepcional

Aunque a menudo se la denomina "huracán", esta tormenta era en realidad una baja de latitudes medias de rara intensidad. Su presión atmosférica descendió a 948 hPa en Brest, un récord desde la creación de la estación en 1945. La velocidad a la que se desplazó la tormenta, unos 110 km/h, amplificó sus efectos devastadores.

Un punto de inflexión en la conciencia ecológica

Este fenómeno meteorológico extremo marcó un punto de inflexión en la concienciación sobre los riesgos meteorológicos en Bretaña y Normandía.

Ha permitido mejorar los sistemas de alerta y la preparación ante las tormentas.

Paradójicamente, diez años después de la catástrofe, el balance forestal ha sido positivo, con una reforestación casi completa de las zonas destruidas y la aparición de 30.000 hectáreas de nuevos bosques.

El huracán de octubre de 1987 permanece grabado en nuestra memoria colectiva como un recordatorio del poder de la naturaleza y de la necesidad de una vigilancia constante ante fenómenos meteorológicos extremos.

Herta (1990)

La tormenta Herta, que azotó Bretaña el 3 de febrero de 1990, fue violenta y rápida y dejó una huella indeleble en la historia meteorológica de la región.

Una tormenta eléctrica

Herta se caracterizó por su excepcional velocidad y la intensidad de sus vientos. En pocas horas barrió la mitad norte de Francia, sorprendiendo a las autoridades y a los habitantes.

Vientos devastadores

La tormenta generó rachas extraordinariamente fuertes:

En Belle-Île, en Morbihan, se registraron vientos de hasta 162 km/h.
En Ille-et-Vilaine, las rachas alcanzaron los 137 km/h en Rennes e incluso los 150 km/h en Dinard en plena noche.

Estos vientos violentos causaron daños considerables a su paso. A primera hora de la mañana, los residentes descubrieron la magnitud de la devastación: entre 700 y 1.000 árboles rotos o arrancados, embarcaciones de recreo hundidas y unos 70.000 hogares sin electricidad, con 150 km de líneas dañadas.

Un elevado coste humano y material

Por desgracia, Herta causó varias bajas.

En Ille-et-Vilaine, una niña y un niño resultaron heridos en Saint-Malo y Rennes, víctimas de la caída de chimeneas. En el oeste de Francia, nueve personas perdieron la vida.

Los daños materiales se estimaron en más de 2.000 millones de francos (más de 300 millones de euros) para todo el oeste de Francia, de los cuales 500 millones sólo para Ille-et-Vilaine.

Una respuesta excepcional

Dada la magnitud de la catástrofe, el departamento de Ille-et-Vilaine, al igual que el resto de Bretaña, fue declarado estado de catástrofe natural. Esta medida permitió movilizar medios excepcionales para hacer frente a las consecuencias de este acontecimiento meteorológico extraordinario.

La tormenta Herta siempre será recordada como una de las más violentas que han azotado la región, ilustrando el poder destructivo que pueden tener las fuerzas de la naturaleza, incluso en fenómenos de corta duración.

Daria (25 y 26 de enero de 1990)

La tormenta Daria, que azotó Bretaña el 25 de enero de 1990, dejó una huella indeleble en la región, testimonio de la fuerza de los elementos naturales.

Una tormenta violenta

Daria azotó la región con vientos extraordinariamente fuertes. En Belle-Île, se midieron rachas de 162 km/h, otras estaciones de Bretaña registraron velocidades superiores a 140 km/h. Esta tormenta eléctrica tomó por sorpresa a los residentes, causando daños considerables.

Daños materiales importantes

Las consecuencias de Daria fueron devastadoras. Muchos árboles fueron arrancados, los tejados arrancados y las infraestructuras eléctricas gravemente dañadas. En Ille-et-Vilaine, unos 70.000 hogares se quedaron sin electricidad y cientos de kilómetros de líneas eléctricas sufrieron daños. Los puertos deportivos también sufrieron grandes pérdidas, con varias embarcaciones hundidas o dañadas.

Un trágico balance humano

Por desgracia, la tormenta también causó heridos, sobre todo en Saint-Malo y Rennes, donde la gente se cayó por las chimeneas. En total, se registraron varios heridos en toda la región.

Un estado de catástrofe natural

Dada la magnitud de los daños, Bretaña fue declarada estado de catástrofe natural. Esta medida permitió movilizar recursos para hacer frente a las consecuencias de este fenómeno meteorológico extremo.

Lothar y Martin (diciembre de 1999)

Las tormentas Lothar y Martin, que azotaron Bretaña los días 26 y 27 de diciembre de 1999, dejaron su huella en la historia de la región por su excepcional violencia. Estos fenómenos meteorológicos han sido descritos como "tormentas del siglo debido a su intensidad y considerable impacto.

Lothar golpeó la costa de Bretaña el 26 de diciembre, trayendo vientos extraordinariamente fuertes.

Se registraron ráfagas récord:

180 km/h en la isla de Ushant
173 km/h en Saint-Brieuc, récord regional de la prueba

Al día siguiente, 27 de diciembre, le siguió la tormenta Martin, que afectó sobre todo al sur de Bretaña.

Aunque fue menos intenso que Lothar en la región, causó daños adicionales.

En Pointe du Raz, se midieron vientos de 162 km/h durante su paso.

 

Tormenta Bretagne: Justine (31 de enero de 2021)

 

Fotografía de una increíble ola durante la tormenta Justine en Bretaña a la derecha y su imagen enmarcada a la izquierda.

 

 

El tormenta Justine llegará a Bretaña el 31 de enero de 2021.

Con vientos de casi 150 km/h, causó inundaciones, cortes de electricidad y daños materiales.

La costa de Bretaña fue violentamente azotada por impresionantes olas. Los residentes tuvieron que hacer frente a condiciones meteorológicas extremas, un recordatorio de la vulnerabilidad del hombre frente a la naturaleza.

Loïc Delplanque : "Durante la tormenta Justine, las olas golpearon más fuerte de lo habitual. Empapado de agua, me disponía a volver al coche cuando él emergió de entre las olas. Lo bonito de las olas, aparte de la fuerza que desprenden, es la imaginación que despiertan. Algunos ven una simple ola, yo veo un dragón surgiendo del mar. ¿Qué ve usted en esta foto?

Ciaran (del 1ᵉʳ al 2 de noviembre de 2023)

La tormenta Ciaran, que azotó Bretaña en la noche del 1 al 2 de noviembre de 2023, fue excepcionalmente violenta, lo que le valió el título de "tormenta del siglo" por parte de algunos medios de comunicación.

Vientos extraordinariamente fuertes

Ciaran generó rachas de viento de una intensidad pocas veces vista en Bretaña :

  • 207 km/h registrados en Pointe du Raz, en Finistère, estableciendo un nuevo récord
  • 193 km/h medidos en Plougonvelin, también en Finistère
  • 180 km/h registrados en la isla de Bréhat en Côtes d'Armor

    Incluso en el interior, los vientos seguían siendo muy violentos:

  • 125 km/h en Rostrenen en Côtes d'Armor
  • 108 km/h registrados en Rennes en Ille-et-Vilaine

Daños considerables

Las consecuencias de Ciaran han sido devastadoras para la región:
Muchos árboles arrancados y tejados dañados
Carreteras cortadas y puertos deportivos devastados
Cerca de 1,2 millones de hogares sin electricidad en Francia, muchos de ellos en Bretaña

La salvaje costa de Morbihan

 

Foto de una ola sumergiendo una roca en la salvaje costa de Morbihan a la derecha y su interpretación enmarcada a la izquierda.

 

El costa salvaje de Morbihan, con sus escarpados acantilados y playas solitarias, suele estar expuesta a los elementos más inclementes, sobre todo durante los meses de invierno.

Estos fenómenos meteorológicos extremos se caracterizan por potentes vientos e impresionantes olas que modelan el paisaje costero.

Las tormentas en esta costa pueden generar rachas que superan con frecuencia los 100 km/h, con registros que a veces alcanzan los 150 km/h durante los episodios más intensos. Estos vientos violentos, combinados con la particular topografía de la costa, crean unas condiciones marítimas espectaculares y peligrosas.

Las olas generadas por estas tormentas pueden alcanzar alturas considerables, a veces superiores a los 10 metros.

Estas condiciones extremas suelen atraer a curiosos y fotógrafos, pero representan un peligro real para la seguridad de las personas y las infraestructuras costeras.

Las autoridades locales toman regularmente medidas de precaución durante estos acontecimientos, como el cierre de determinados puntos de acceso a la costa o la emisión de avisos a la población.

Estas tormentas, aunque potencialmente destructivas, son parte integrante de la identidad de la Côte Sauvage du Morbihan y contribuyen a su carácter único y salvaje.

En Bretaña, las tormentas modelan el paisaje y recuerdan a los habitantes el poder de la naturaleza.

Ya sea en la salvaje costa de Morbihan, en el faro de Four o en cualquier otro lugar, estos acontecimientos climáticos permanecen anclados en la historia y la memoria colectiva de la región.

Prepárese para los elementos, porque la próxima tormenta podría estar a la vuelta de la esquina.

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